Cuando los hijos se van de casa, suele ser un momento complicado en la vida de la pareja. En ocasiones, puede desarrollarse el llamado síndrome del nido vacío. De repente, se encuentran solos después de largos años cuidando a sus hijos. Las emociones que experimentan (tristeza, soledad, vacío) y la sensación de incertidumbre, como si la vida perdiese su sentido, son difíciles de asumir.
Sin embargo, estas emociones son relativamente normales y muy frecuentes en las familias y suelen ser pasajeras, se van diluyendo con el tiempo si el proceso de adaptación a la nueva situación familiar se produce correctamente. Además, estas emociones normales se mezclan con otras positivas, como por ejemplo el orgullo de que su hijo estudie, se haga mayor y comience a vivir nuevas experiencias. Existen, incluso, casos en los que los padres viven la marcha de su hijo como una liberación, ya que ven cumplidas sus metas de enseñarles a volar solos y por fin les llega a ellos el momento de dedicarse a sí mismos y a su pareja. El paso del tiempo irá atenuando las emociones negativas, y la distancia puede incluso, en algunos casos, mejorar la calidad de la relación.
(Beatriz Portalatín)
Pues claro que cuado un hijo que ha vivido contigo siempre se va de casa hay que articular las cosas de nuevo, todo se resiente y es imprescidible recolocar las piezas de la convivencia y de la casa de otra manera. También es verdad que depende de a qué edad se van y en qué circunstancias. No es lo mismo los que se van a estudiar fuera a los 18 años que los que se van a los 30 por motivos de trabajo o por formar ellos una nueva familia. Cambia mucho la cosa.
Hay parejas que sufren mucho con el llamado "síndrome del nido vacío", pero en cualquier caso es algo temporal porque el afán de todos los padres es ver a sus hijos felices, con su vida profesional y sentimental encarrilada y además, tambien es verdad, que en algunas ocasiones es bueno para la pareja, que se reencuentran y se dedican el tiempo a ellos mismos.
Ya no eres propietario, eres consejero. No diriges, aceptas. No mandas, acompañas. No proyectas, respetas.Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas.Ya les crecieron las alas y quieren volar.
Para nido vacío, el de la Iglesis de San Martín.
Besos.
Pues la verdad es que la marcha de un hijo o una hija deja siempre cierto regusto amargo, pero el tema depende de qué actitud se tenga hacia los hijos. Yo siempre he valorado mucho esa capacidad de volar solos, de ir adquiriendo criterios y puntos de vista personales (aun a riesgo de equivocarse); así que en esos casos, para mí, predomina el factor positivo. Lo otro, el sentimiento de soledad por su marcha, es ley de vida, y algo secundario.
Buenas noches .
Yo creo que , como bien dices , todo depende ...
No es igual que un hijo se vaya por que está cansado de vivir en casa de los papas a que se vaya , para formar una familia o simplemente , para independizarse sin olvidar el cariño de los padres .
Es ley de vida .Y los padres tenemos que procurar que los hijos sean felices y que aunque se vayan , siempre sepan que tienen su casa .
Mañana actualizo normal...
Besos.
Sobre todo ese vacío y ese silencio que queda
saludos
¡Hola!
Lo malo es que no vuelen. Porque también empieza a ser frecuente que pasen los años y el chico permanezca en la casa familiar. Casi hay que echarlos a escobazos.
En fin que yo creo que eso del nido vacío, fue una frase un tanto afortunada que adquirió carta de naturaleza para describir la situación, pero que esta no puede ni debe ser traumática.
Saludos.
angela.69Hoy a las 11:41
violemiviHoy a las 10:51
Joaki-007Hoy a las 07:20
astur_82Hoy a las 00:01
NaiaraDelkoAyer a las 23:38
