HACER TIEMPO

"Estoy en casa haciendo tiempo". Lo dijo un amigo al que llamé para quedar y tomar algo por el barrio. Creo que me quedé distraído cuando colgué. Mi amigo estaba haciendo tiempo en su casa. ¡Haciendo tiempo! Como si el tiempo fuera algo que se puede hacer. Con lo rápido que pasa. Con lo veloz que va la vida. Ojalá, pensé. Estuve por encargarle que me hiciera un mes del verano anterior, diez años a plazo fijo para repetir la adolescencia y quince años de encargo para mi madre, que le vendrían bien ahora que anda regular. Me pareció la expresión más maravillosa jamás escuchada. Y, creo que por repetida, no había caído en ella. Hacer tiempo.

Hubo un tiempo en el que tenía ganas de crecer, de hacerme mayor, de irme de casa, de tener años y ordenar la vida a mi antojo. Quería cumplir años para poder tener copia de las llaves, después para quedarme hasta la una y media en el pub, para dormir fuera de mi casa o llegar de una vez a los dieciocho años para poder votar. Recuerdo que unos fumaban aparatosamente, con gestos copiados de las películas del oeste. Es algo que los adolescentes suelen hacer cuando juegan a ser adultos, copiar gestos que parecen sacados del cine negro. Había que ser mayor, crecer. Así ha sido siempre. Tener tiempo para gastarlo. Ahora queda menos.

(Maxim Huerta)

A mí, que me gustan mucho las frases hechas me pasa como a Huerta que lo de hacer tiempo me choca un poco. Lo empleamos para rellenar un hueco temporal hasta llegar a la hora prevista para algo más importante. Pero si se analiza en sí misma, la idea de hacer tiempo es como si se pudiera fabricar y con la vida ajetreada que llevamos y la falta que tenemos para nosotros no estaría mal poder tener esa posibilidad.

Me gustaría hacer más tiempo para haber estado más con mi padre, estirar aquellos momentos de unas vacaciones estupendas, que se alargaran un poco los primeros años de madurez. ¿Y a ti?

Sería lo contrario de perder el tiempo en tonterías, que es de lo que nos damos cuenta ya a cierta edad. Un pasatiempo. Eso es. Como contar las pirámides de la foto... en realidad es un trozo de fachada de la Casa de los Picos de Segovia.

Besos.