HACERSE LA VÍCTIMA

Hay personas que van por la vida quejándose a todas horas de lo que les pasa, de la supuesta mala suerte que les persigue y de la falta de consideración que tienen los demás hacia ellos. Los reconocerás por frases recurrentes como: «Nunca tienes en cuenta mi opinión», «siempre me sale todo mal», «no puedo tener peor suerte», «en realidad no me quiere nadie», «soy cada día más torpe», «te molesta todo lo que digo», «nunca valoras lo que hago»... Bajo este tipo de discurso victimista suele esconderse una necesidad imperiosa de ser atendido, querido, elogiado, premiado o valorado. Sin embargo el efecto suele ser el contrario. 

Para estas personas siempre hay un culpable detrás de lo que les pasa que puede ser una persona en concreto, un grupo, una situación, el mundo en general o incluso un concepto: la mala suerte que, según ellos, no les deja avanzar ni seguir creciendo. Liberándose del victimismo también se aprende a aceptar aquellas cosas que de verdad están fuera de nuestro control como las adversidades extremas. Eso da tranquilidad, aporta capacidad de reflexión y contribuye a que esa persona sea capaz de relativizar las cosas para analizar las situaciones en su justa medida.

(José Miguel Sánchez)

Me pregunto si todos en algun momento de la vida hemos caído en el victimismo o si solo lo padecen ciertas personas predispuestas a ello. Quizá si algo nos sale mal, busquemos de manera involuntaria algo o alguien a quien echarle la culpa. Conocía a una chica que curiosamente era optimista y positiva en la vida a pesar de las desgracias que había padecido y que siempre repetía "unos nacen con estrella y otros estrellados". Quizá algo de verdad  haya en esta afirmación. En el lado opuesto están aquellos a los que la vida les sonríe, que todo les sale bien (eso dicen) algo que yo me creo, pero que de cara a la galería dan o pretender dar esa imagen de prepotencia y de ir sobrados, cuando simplemente sea un acto supino de soberbia y vanidad.

Pero, para aquellas personas  victimistas por naturaleza, atención, hay modo de combatirlo y liberarse un tanto de ello, intentando salir de ahí sabiendo que pueden confiar más en sí mismos; esto les ayuda a generar emociones positivas y producir hormonas que eliminen el estrés.

No es ser victimistas pero estas dos semanas las lluvias torrenciales están dejando de lado a las iluminaciones navideñas. Como esta preciosa campana en medio de la Plaza Mayor que , por cierto, mañana van a desmontar para que se celebre la famosa Nochevieja Universitaria. No sé yo, pasaditos por agua...

Besos.