LA LIBERTAD DE ESCRIBIR Y OPINAR

Mis opiniones como persona pública, como ciudadano , han tenido un coste altísimo. Son temas muy duros para mí y para mi familia, en los que prefiero no entrar. Yo no tengo ninguna red social, pero uno se tiene que acostumbrar a que le insulten, hacer oídos sordos. Aunque es mentira que las cosas no te afecten, es completamente falso. A mí me afectan, y quien diga lo contrario no me lo creo. Pero es un precio que tienes que pagar.  Pero qué voy a hacer, ¿callarme? Si viviese en un régimen totalitario, una dictadura, y me jugase la vida, a lo mejor no me quedaba más remedio. Pero vivo en una democracia y, mientras a mi alrededor el mundo se está yendo a la mierda, no me da la gana de fingir que no pasa nada. 

Hay que entender que debate serio, en este país y en cualquier otro, hay muy poquito. Porque debate serio significa leer, reflexionar, argumentar. Y eso, desenganémonos, se da muy poquito. Aquí lo que se da es el duelo a garrotazos de toda la vida. Sobre todo, si es contra una persona conocida, porque así el que suelta el garrotazo se beneficia de su prestigio. Es así de burdo, así de bestia. Y así de abyecto. Son masas acéfalas, rebaños de gente acéfala que se lanza a hacer sangre porque es muy divertido. Ojalá hubiera más debate real. Ojalá las novelas provocaran reacciones. Yo no conozco novelas españolas que provoquen debates. ¿Por qué? Entre otras razones porque, para empezar, hay que leer la novela. Y los que insultan no leen novelas: sólo titulares.

(Javier Cercas)

Confieso que me he quedado impresionada con estas palabras de Cercas, profesor universitario, columnista de prensa y escritor de prestigio, ya que tiene en su poder importantes premios literarios, entre ellos el Planeta.

Y es que tienen razón en lo que dice, aunque lo haga de una manera descarnada y quizá demasiado directa, pero sin pelos en la lengua. El escritor debe ser libre para expresar sus opiniones, plasmarlas en un libro, construir a su gusto los personajes y darles vida. Después habrá a quien le guste lo que lee y a quien no, pero de ahí a crucificarlo en las redes como se da el caso por motivos equis hay un abismo. Estamos, como él bien dice, en un momento de confrontación tal, de trincherismo incluso, que impide el auténtico y libre debate, entre otros motivos porque la gente no ha leido aquello que critica e incluso insulta, y solo se deja llevar por un titular sin molestarse en tener opinión propia de las cosas. 

El escritor no puede ni debe nunca estar encerrado tras unas rejas como las de la foto. Como dice en un momento de esta entrevista "un escritor cobarde es como un torero cobarde, se ha equivocado de oficio".

Besos.