LA VIDA QUE QUISE TENER

A menudo me encuentro con personas que están viviendo una vida que no les corresponde. De hecho, a menudo el origen de todos sus problemas, de su ansiedad, de su tristeza, de su insomnio o de su adicción al alcohol no es otro más que el haber renunciado a su vida. Sea por miedo, por comodidad o por interés, cuando sacrificas tu vida, no dudes que acabarás pagando un peaje muy elevado.

A veces no somos conscientes de que hemos renunciado a nuestra vida. A veces no vemos claro qué otra vida podríamos vivir y a veces, simplemente, no tenemos recursos para definir una vida que merezca la pena ser vivida. Pero para algunos afortunados, la vida, de repente, les sorprende con algo inesperado que les provoca una profunda reflexión y una transformación vital. A veces es la muerte de un ser querido, a veces un diagnóstico fatal, a veces un giro en el guión, es bienvenido. A veces algunas personas incluso ante ese duro golpe de realidad, creen que ya es demasiado tarde para vivir su vida.  Nunca debería ser demasiado tarde. El tiempo perdido no volverá jamás y por eso mismo no podemos seguir perdiendo ni un solo segundo en lamentarnos por la vida que no hemos vivido.Vivir tan intensamente como podamos. Sin dejar nada para mañana. Aprovechando cada segundo de este precioso regalo que es la vida.

(Tomás Navarro)

Cuando tenemos la desgracia de perder a un ser querido es inevitable que nos planteemos si esa persona, al haber llegado al final, ha vivido la vida que quiso tener o simplemente la que le ha correspondido. Toda la existencia es una mezcla de momentos buenos y menos buenos, pero en algunas personas la balanza se inclina por el lado menos positivo, quizá por deméritos propios o por las circunstancias del destino. Y de rebote, la desolación que esta despedida suscita hace que nosotros mismos hagamos una especie de resumen sobre lo que hemos vivido. Si ha sido como pensábamos, si le hemos sacado a la vida todo lo se ha podido.

Inmediatamente decimos: tengo que hacer esto, tengo que salir más, quedar con los amigos ... pero como dice el autor de estas líneas, si no ha sido una vida plena aún estamos a tiempo y no perdamos ni un minuto más en lamentarnos, hay que ponerse las pilas y vivir tan intensamente como podamos. Nunca debería ser demasiado tarde. Y también hay que aceptar estar mal cuando se está mal. Sabiendo que pasará. Como pasarán tambíén los buenos tiempos porque la vida es una rueda. Unas veces se está arriba y otras abajo, como las botellas que conforman esta escultura tan original.

Besos.