LOS OJOS DEL QUE MIRA

Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita..

(Ángel González)

Este poema del gran Ángel González es una composición de tema amoroso que me recuerda mucho a otro de Pedro salinas (Si te quiero no es porque te lo digo), y trata acerca de la importancia de verse reflejado en el ser amado. Somos como nos ve quien nos quiere. Podemos ser altos, guapos, limpios, inteligentes , buenos y todo aquello que le parezca a él. Es como la frase esa de que la belleza está en los ojos del que mira. Se suele decir cuando alguien nos hace un halago eso de que "me miras con buenos ojos" y eso es una gran verdad. Mientras vivamos en los ojos y en corazón de los demás seremos así como nos ven. Es  como el sabor de la manzana que no está en la manzana misma ni en la boca del que la come, sino en el contacto entre la fruta y el paladar. 

Por eso para algunos estudiosos del poema estos versos también pueden referirse a lo que antes se llamaba "la fama", a la reputación que ofrecemos a lo largo de la vida o incluso, desde un punto de vista artístico a lo que el lector o el amante del arte percibe de la obra literaria o de la pintura o escultura. Pero hoy me quedo con la interpretación más obvia. Somos como nos ven quienes nos quieren. Las manzanas de la foto no serán de las más bonitas pero nos pueden resultar deliciosas.

Besos.