MUCHO RUIDO Y...

La contaminación acústica procedente del tráfico y de los locales de ocio, entre otros, están provocando problemas de salud. Pero el ruido al que estamos expuestos no sólo está en los bares. También en las obras de construcción, actividades industriales, en las zonas cercanas a vías ferroviarias y aeropuertos y, principalmente, en las carreteras.  Ese sonido de fondo de los coches, de los cláxones, está ahí continuamente, pero parece que nos hemos acostumbrado y que no molesta. A veces sólo nos damos cuenta del ruido que soportamos cuando salimos a pasar un día al campo. La contaminación acústica supone la segunda causa de enfermedad por motivo medioambiental después de la calidad del aire, pero mientras que para la primera sí se toman medidas con las limitaciones de tráfico, para la otra no. Entre las afecciones que provoca se encuentran el estrés y la ansiedad. Si el ruido no nos deja dormir se alteran los ritmos del sueño-vigilia y la profundidad del sueño, lo que deriva en insomnio, irritabilidad, cansancio, reducción del rendimiento y de la capacidad de atención, además de afectar a nuestro estado de ánimo y provocar dolores de cabeza.

Y aunque no seamos concientes, estamos rodeados de ruidos traumáticos : escuchar música alta con auriculares, cuando el que está a tu lado oye la música desde fuera es que se lleva demasiado alta, el oído se acaba acostumbrando a esos niveles y cuanto más alto se pone el volumen más elevado necesitará ponerse más adelante.

(Patricia Lozano)

Mucho ruido es el que nos envuelve cada día y lo peor de todo es que, como dice el texto, no somos conscientes de ello. Sólo cuando se hace una inmersión en el campo aunque sólo sea un fin de semana, es cuando nos percatamos de que estamos en silencio y nuestra percepción de los sonidos cambia.

No es lo mismo una gran ciudad que una pequeña, en cuanto al tráfico, pero quizá todos nos metamos en un carrusel de ruidos solitos. Me refiero a la música alta, a los auriculares de la radio que cada vez los ponemos más altos. Y no digamos nada cuando alguien los lleva por la calle a toda mecha para no oir los ruidos de los coches. No oirán a quien tienen al lado hasta que le avisen con un toque de espalda por ejemplo.

Escuchar el silencio, en unos buenos sillones, en un ambiente agradable, con un buen libro tambien puede ser de lo más relajante.

Besos.