NADA O MUCHO QUE DECIR

La gente enamorada pone cara de tonta. Tenemos ejemplos por todas partes. La hija mayor del señor Silvestre, Mercedes. Sus ojos no son los de una mujer enamorada de su marido. Él sí la quiere, pero no es correspondido. O el caso contrario, el del señor Silvestre y su esposa Teresa. Nunca he visto una pareja más amorosa que ésta. Se ve a la legua  que juntos no se aburren, que tienen mucho que decirse. Hay un montón de gente que nada más casarse agota todos los temas de conversación. Llegan a viejos hartos de silencio. Por eso hay que escoger bien, sin precipitarse.

Care Santos: Diamante azul

Una de las bases para que una pareja funcione durante muchos años es precisamente lo que cuenta este personaje de la novela de Care: no aburrirse nunca, tener muchas cosas que decirse, reirse juntos, crear complicidades y no dar nunca por sentado nada. Todo hay que decirlo, para que la cadena de la comunicación no se agote nunca.

Todos conocemos casos de ambos ejemplos, de parejas que nada más ver cómo se miran, se capta su buena sintonía y su compenetración. Y otras que lo único que comparten es un espacio físico. Y no se trata de poner cara de tonta, la gente enamorada se mira y se admira.

Evitemos que el silencio se instale entre nosotros y , aunque a veces con una mirada nos entendamos, demos rienda suelta a la conversación, divertida , inteligente, cómplice. Para ser dos partes de un todo como en la foto, donde se ve la arena de la playa cuando el agua se retira. Fusión completa.

Besos.