NO ME GUSTA CORRER

Te acabará gustando», me decían. «Al principio quizá no te siente bien, pero luego lo acabas disfrutando y no puedes vivir sin ello», añadían. «Yo ahora los días que no lo hago, me siento vacío. Tengo mono», sentenciaban. Me prometieron una vida llena de experiencias plenas, una existencia nueva. Se empieza por poca cosa, pero aun así desde el principio fue un desastre. Me sentía mal, era desagradable y mi cuerpo acababa roto. Pero era fácil, accesible, y ahí seguía esa promesa: «No lo dejes, lo mejor está por venir. Ya verás como en nada tu cuerpo se acostumbra y te empiezas a sentir mejor. Es alucinante. No podrás vivir sin hacerlo», decían.

Seguí y seguí por una presión social creciente, hasta que mi cuerpo dijo basta. Algo se rompió dentro de mí. En concreto, en mi rodilla derecha. Cintilla iliotibial, se llama la cosa. Una lesión típica del corredor. O la palabra maldita: del runner. Acabemos con esto: no me gusta correr. Es cansado y aburrido. Terriblemente aburrido. También práctico: sales y en media hora estás duchándote en casa. Y barato, si no decides gastarte un pastón en ropa ligera y fosforita. No reniego de correr; de hecho, planeo seguir haciéndolo si algún día se me cura esta lesión. Pero lo de la cultura del running, eso sí que no. 

(Quique Peinado)

Confieso que me ha hecho mucha gracia este artículo. Plantea la cosa desde el principio sin decir claramente de qué habla, hace crecer el suspense para que tú imagines de todo y no nos enteramos de qué va casi hasta el final. Bien por Peinado.

Pero yendo al fondo del tema, estoy de acuerdo en la importancia que se da ahora a la presión social. Depende de la personalidad y de las convinciones de cada cuál, pero más de uno sucumbe a esto que va por modas. Ahora todo el mundo sale a correr, algunos los ves echando los hígados por la boca, sofocados a tope, congestionados, corriendo como si no hubiera un mañana. Debe ser algo que engancha, que libera estrés y segrega endorfinas y la gente se habitúa a ello. No es mi caso, lo reconozco.

Pero es que alrededor del "running" hay eso que yo también me niego a aceptar que llaman cultura del running.... ¿perdón?

Remando en el Retiro no sé si se hará uno adicto pero es más reljado y agradable, al sol, una casi veraniega mañana de un sábado. Míralas qué monas ellas...

Besos.