QUIÉRETE MUCHO

Quién no ha escuchado alguna vez, en un tono más o menos almibarado, la frase "¡quiérete a ti mismo!" para justificar esa mañana relajante en el spa o mandar a su pueblo al malandrín que nos incordia. La idea de que para sentirnos bien hemos de tener una buena relación con nosotros mismos está muy extendida. Esto supone ser capaces de aceptarnos pero, también, saber utilizar de manera adecuada el filtro autocrítico. La falsa autoestima nace del sentimiento de superioridad, como la frase que un chiste atribuye a un narcisista: "yo antes era un engreído pero, ahora, me he curado y ya soy perfecto".

En el otro lado están aquellos demasiado exigentes consigo mismos, que tienen una especial habilidad para verse sólo por sus defectos. La autoestima se convierte en autoestigma: el foco está en lo que falta para ser perfectos.

La buena autoestima nos hace menos vulnerables a la influencia negativa de los demás y más abiertos a las personas positivas. No espere a tener un futuro perfecto para cuidarse y respetarse. La autoestima vive en el presente. Quiérase. Hágalo ahora.

(Isabel Serrano)

En esto de la autoestima hay siempre gente que se pasa y otra que se queda corta. Todos conocemos a personas que se quieren a sí mismos hasta límites insospechados. Se consideran los más guapos, los más listos, los más todo y absolutamente superiores a los demás. Eso se llama complejo narcisista. Pero muchos de estos en realidad lo que tienen es lo que dice el texto, una falsa autoestima, y lo hacen para convencerse a sí mismo de que son perfectos.

Y en el otro extremo están los opuestos, aquellos tan perfeccionistas, tan exigentes consigo mismos que sólo se ven los defectos y eso los hace ser infelices.

Lo que está claro es que tenemos que aprender a querernos más, echar fuera de la vida lo que nos perturba y regalarnos de vez en cuando pequeños placeres, cosas pequeñas, al menos dos al día, que nos hagan mimarnos a nosotros mismos. Como regalar la vista y el olfato con este campo de lavanda.

Para autoestima por las nubes, engreimiento y narcisimo ya tenemos a más de un político de los que se miran y se admiran. Un día se le rompe el espejo.

Besos.