TENER RAZÓN O SER FELIZ

Un testarudo no es una persona con un fuerte carácter como se le suele definir. Son individuos con una voluntad de hierro, pero sustentada en pensamientos rígidos. Por su actitud egocéntrica, les cuesta escuchar y dialogar ya que no admiten que nadie pueda cuestionar sus criterios. Por eso, cuando alguien quiere indicarle otra forma de ver las cosas se muestran muy susceptibles e incluso irritados. Un tozudo reconoce sus límites, pero no le hace ninguna gracia que nadie venga a recordárselos.  La comunicación con un testarudo es una tarea difícil. ¿Por qué? Porque siempre tiene razón, según él, claro. Ante la frase, ¿qué prefieres tener razón o ser feliz? Un cabezota no vacila. ¡Por supuesto, llevar razón, es la máxima felicidad!. 

Debajo de esa coraza de persona implacable se esconde un individuo inseguro, que no sabe manejar su miedo de otra manera que no sea levantar muros entre él, la realidad y los demás. Prefiere pasar por arrogante que hacerlo por vulnerable, porque eso significa mostrar debilidad. La vida para un testarudo es una lucha permanente con los demás y consigo mismo porque suele aplicar sus esquemas rígidos en su propia vida. Como no escuchan, no aprenden y tienden a repetir una y otra vez el mismo patrón.

(Isabel Serrano)

Es verdad, una persona testaruda no es precisamente la que tienen la razón y se empeña en imponerla a los demás. Es que no siempre la tiene, el problema es que no quiere reconocerlo. Testarudo o cabezón, que se puede llamar de las dos maneras. Dice la psicóloga que es una especie de coraza para defenderse de una cierta vulnerabilidad, de inseguridad, por lo que nunca está dispuesto a escuchar a los demás no vaya a ser que descubra que él no tiene razón.

Ser testarudo y cabezón a veces se equipara a ciertos animales sin raciocinio, "cabezón como un mulo", o "terco como una mula", en el sentido del obstinado, que no cambia de opinión aunque le den razones de peso. Cuando una mula no quiere moverse, no hay nada que la obligue a continuar su paso. Y aunque la comparación puede ser un tanto "fuerte", a veces nos comportamos igual.

Y ante la pregunta de tener la razón y defenderla y discutir y crear malos rollos con los demás y la de pasar del tema y ser felices, se quedan con lo primero. El "¿ves cómo yo tenía razón?" puede que les alimente más que nada en el mundo. Allí se quedan solos con su razón, plantados como la torre del socorrista en medio de la playa.

Besos.