Inmersos en esta crisis sanitaria y pasando horas y horas en casa confinados, seguro que a muchos se nos ha pasado por la cabeza qué pasará con nuestro mundo tras vencer la pandemia. Seguro que hemos imaginado muchos escenarios, aunque es más un proceso de elucubración que algo basado en datos o tendencias.
Las empresas inteligentes se darán cuenta de que los seres humanos no son robots y nos dejarán trabajar de maneras más productivas y adaptaremos nuestra jornada a nuestro reloj corporal para que durmamos lo suficiente y tengamos tiempo para un poco de ejercicio. Así, "trabajaremos en ráfagas, no en tramos largos". El número de personas que trabajan desde casa ha aumentado considerablemente en estos momentos, y es difícil imaginar que todos los trabajadores de oficina vuelvan a su antigua vida. Muchos de los que están familiarizados con el trabajo en casa, se quedarán en casa más a menudo. Se empezará a almacenar suministros en los años venideros. Habrá una voluntad mucho mayor de reformar el sistema sanitario y asegurarse de que sea apto para un propósito, no mal administrado, ineficiente y mal enfocado como ha sido. Se dará un auge en el uso del transporte privado por lo que el auge de los vehículos eléctricos será más importante que nunca ya que el público es un lugar aterrador en una pandemia".
(El Confidencial)
Pues claro que nos lo estamos empezando a plantear. Que esta desgracia mundial nos va a cambiar la vida a todos es un hecho. El famoso distanciamiento social nos va a hacer más secos y despegados, desconfiados unos de otros. Y nos hemos acostumbrado al teletrabajo, lo que hará que se combine con las reuniones y clases presenciales que ya no nos parecen tan indispensables, por lo que el contacto se hará a través de una pantalla.
Y de las demás consecuencias, vete a saber. Es una pena todo y ya no hablo de los problemas económicos que esto va a acarrear, porque después de todo ya nos podemos dar por satisfechos si hemos sorteado mejor o peor la enfermedad, que eso es lo importante. Y nos hemos dado cuenta de lo imprescindible que es la familia y la cuevita de cada uno y que tenemos dentro todo lo que necesitamos, casi la mayoría, en el plano afectivo. Pero también es verdad que mirar la calle a través de unas cortinas tampoco es el mejor de los planes, hay muchas cosas fuera que nos esperan. A por ellas.
Besos.
A por ellas, ¿cuándo? Y con mascarilla, desde luego (me pregunto cómo nos las arreglaremos para tomar una cerveza en cualquier terraza a través de una mascarilla (¿haciendo un pequeño origficio para una pajita?)
Buenas noches .
Todo esto es tan atipico que nunca llegaremos a saber si realmente ,cuando acabe , mas pronto mas tarde todo, sabremos vivir como antes o no.
Si tendremos miedo a enfrentarnos a la calle .
Si seremos capaces de abrazar , de besar , de tocar a nuestros seres queridos que hace mucho que no vemos ..
No sé ,todo es muy complicado , todo es muy confuso...
Mucha angustia, mucho dolor y mucha pena por todo.
Un Domingo de Ramos que jamas se ha vivido de esta manera , todos en casa ...y una semana Santa que vá por el mismo camino,claro.
Si , si ..los tenedores ( de plastico, de esos que estan en las ensaladas preparadas) los pongo para evitar que las palomas me muevan la tierra ..gorriones , si, pero palomas ..
Un beso .Cuidaros .
Llegará el día en que saldremos de la cueva. Y nuestros ojos se cegarán con la luz. Y trataremos de comprender el nuevo panorama que se abre ante nosotros. Por la calle gente andando muy despacio y con los ojos muy abiertos.
Al bajar una muje joven entra en al que un despacho jurídico. Pero el Código Civil parece de los tiempos de Hamurabi.
En la esquina, alguien levantó la persiana de lo que fue una cafetería. Al hacerlo una rata escapó despavorida. Dentro un bosque de telarañas.
El barbero de mi calle muestra una larga barba hasta el pecho. Necesita que un barbero le arregle.
La tienda de moda, abrió, pero sin ningún modelo para ofrecer.
El quiosco de prensa, donde compraba ducados sueltos, permanece cerrado. El vendedor no salió de su cueva.
Los sirios suman seis millones de refugiados. Aquí habitan cuarenta millones de resistentes que han perdido todo.
Saludos.
No va a haber coronavirus que pueda con las ganas de ver a los demás, de tocarlos, abrazarlos y besarlos, eso casi seguro. Estamos todos deseando que se acabe el confinamiento para correr e ir a ver a los nuestros.
Saldréis pronto, he visto que las cifras empiezan a bajar... ¡Es buena señal!
Besos.
Yo no entiendo por qué hay tanta incertidumbre. No es la primera pandemia sanitaria que ocurre a lo largo de la historia de la humanidad. Y después de las demás, más tarde o más temprano, la vida y el mundo volvieron a la normalidad, así que no sé por qué esta vez va a tener que ser diferente.
Para empezar, yo no estoy nada de acuerdo con el teletrabajo, para momentos puntuales que sea necesario y práctico no te digo yo que no, como por ejemplo, para la conciliación familiar con el trabajo. Pero éso, para momentos puntuales. Porque yo sinceramente no tengo ningún interés en pasarme los días enteros en casa. Para trabajar, me gusta salir a trabajar. Para ir al cine, no me gusta montarme el cine en casa, me gusta ir al cine... y así podría poner miles de ejemplos. La calle está para disfrutarla. No me veo el resto de mi vida haciéndolo todo en casa... ¡me horroriza sólo de pensarlo!
Y cuando esto acabe, yo pienso tener la misma actitud de siempre.
Si hay cosas y costumbres que cambien a causa de esta pandemia, pues me tendré que aguantar y tendré que adaptarme... pero que conste que lo haré completamente en contra de mi voluntad. Yo seguiré tratando a mi gente de la misma manera que lo he hecho hasta ahora.
Lo dije el otro día y lo vuelvo a decir. Un maldito virus no me va a impedir abrazar a alguien a quien yo tenga ganas de abrazar. Es que ni de coña. No voy a vivir el resto de mi vida con miedo. El miedo hay que vencerlo, si se vive atemorizado, eso para mí es la muerte en vida.
Joaki-007Hoy a las 12:30
mandarina1981Hoy a las 07:52
astur_82Ayer a las 23:07
eliocroca2Ayer a las 22:03
angela.69Ayer a las 18:53
