TODOS TENEMOS UN DOBLE

Varios vecinos me confundieron con otra persona, un cantante de ópera que al parecer había vivido en el mismo inmueble muchos años antes y que, según ellos, había muerto. El cantante se me aparecía en frecuentes pesadillas y creía verle en los largos pasillos de mi casa. Una noche, creí que llamaba a la puerta y sólo en el momento de quitar la llave de la cerradura me di cuenta de que estaba soñando. Una lluviosa y fría tarde de otoño, me hallaba en la biblioteca cuando una mujer de unos 60 años se dirigió a mí en tono familiar hasta que cayó en la cuenta de que no era la persona que creía.

En aquella época tenía la sensación de que mi doble podía aparecer a la vuelta de la esquina o que estaba sentado en una silla vacía frente a mí. Fue en alguno de esos momentos cuando planeé su asesinato. Quería envenenarle con un café o estrangularle con mis propias manos. Pero no lo hice. Tal vez porque me hubiera matado a mí mismo. Supongo que su fantasma seguirá vagando por los pasillos de aquella casa hasta que alguien se atreva a ajustarle las cuentas.

(Pedro Cuartango)

Siempre se ha dicho que en alguna parte del mundo todos tenemos un doble. Y mira que es difícil, porque a cierta edad con lo que se va acumulando a lo largo de los años las diferencias se acentúan más, incluso en los gemelos.

Pero siempre hay personas que nos recuerdan a otras, hasta el punto de confundirnos de lejos y pensar que es quien no es en relaidad. No me extraña que Cuartango llegara a obsesionarse con su doble, con quien le confundían y ya lo viera en todas partes en plan amenazador.

En Berna, como ya os comenté la figura del oso es todo un emblema y aparece en todas partes, en esculturas, fachadas, fuentes, como en este caso, que son osos humanizados y vestidos como soldados. ¿Todos iguales? Pues casi. Otro día os pondré fotos de las fuentes, que con el reloj astronómico, son el santo y seña de la ciudad.

Besos.