VENTANAS

Todas esas casas tan bonitas, con los techos altos y las ventanas de una sola hoja, bien encendidas y sin cortinas, por qué no pondrá cortinas esta gente, con un niño que hace los deberes en la mesa de la cocina y sus guapos padres que preparan la cena. La imagen es tan sugerente que el verdadero placer culpable es mirar por la ventana de una vivienda burguesa e imaginar una vida  dentro o quizá un crimen o un romance, y así durante un segundo, justo antes de que la señora de la casa se dé cuenta de que tiene un voyeur colgado de su ventana y entonces, deprisa, deprisa.

El reproche contra el voyeur, por tanto, ya no tiene que ver con la transgresión de los códigos morales que se hacía en los viejos tiempos, sino con la blandura en la conducta. Ser un voyeur es quedarse con el destello y no con el conocimiento verdadero. Amantes de una noche, nadadores en la parte que cubre, artistas aficionados... Es fácil simpatizar con ellos.

(Luis Alemany)

Ventanas abieras, ventanas cerradas, siempre hay una incógnita sobre lo que cierran o abren. Quién vivirá tras esos muros, de casas tan elegantes como la de este edificio de Berna en la Plaza donde está la fantástica catedral.

Quienes se asomen a ellas además de tener el privilegio de contemplar la imponente fachada que véis reflejada en los cristales, pueden observar el ir y venir de los turistas, sus reacciones, conjeturar sobre ellos, sus nacionalidades, sus gustos ... pero al revés, éstos también pueden mirar hacia la casa y descubrir, por ejemplo, a un hombre joven que amorosamente riega sus plantas.

Decía el Jorobado de Notre Dame: La vida no es un deporte de mirones, si pasas el tiempo observando, verás tu vida pasar y tú te quedas atrás. 

En el fondo todos tenemos algo de mirones... 

Besos.