VOLVER A LA NORMALIDAD

Volver a ponerse en marcha es complicado después de haber pasado encerrados tanto tiempo. Después de que mi mente se haya preparado para desescalar con unas fases y unos ritmos que en principio parecen adecuados al nivel de encierro que hemos vivido, resulta que no, que todo va muy rápido, que es tan estresante como la vida anterior o más y que mi cerebro no puede encajar ni las fases ni los tiempos ni la nueva normalidad.  Si los meses del confinamiento fueron los del 'síndrome de la cabaña', ese miedo (o simple pereza) a volver a salir a la calle, ahora entramos en una nueva fase en la que algunas de esas personas que deseaban retornar cuanto antes a la vida normal se han dado de bruces con una mezcla de perplejidad, agobio y decepción que les está haciendo más difícil el retorno que el confinamiento. Querían volver, sí, pero no tan rápido.

Si te cuesta tanto volver a la normalidad es porque incluso los que no han perdido a nadie están de duelo. No solo existe el duelo por las pérdidas humanas o el económico, sino “un duelo por los hábitos y los vínculos tal y como los conocíamos antes”.  Si la nueva normalidad resulta tan impactante, quizás es por eso precisamente. Porque todo lo familiar de repente parece extraño, tal vez un poco extravagante, pero no muy artístico. Una copia mala de sí mismo.

(Héctor Barnés)

La llegada del verano ha coincido con la llegada de la "normalidad", entre comillas y con restricciones, a nuestras vidas. Del miedo a salir, al deseo de salir, pero con esa cierta sensación de extrañeza, como si estuvieras haciendo algo malo. Y como dice el texto, todo lo que nos resultaba familiar ahora nos parece extraordinario. Una comida en un jardín de un Castillo puede ser el no va más para celebrar día del Padre y Día de la madre, todo junto y en diferido. Como hoy.

Un amigo mío decía: "Yo por mi parte voy a disfrutar de esta primavera verano lo más que pueda y no me voy a preocupar de nada ni de nadie ni del virus ni del gobierno ni de sus ocurrencias. A mi modo de ver Vida no hay más que esta y no pienso tirarla". Y creo que refleja a la perfección el sentir de muchos. Lo de que de confinados vivíamos mejor, nada de nada. La libertad de poder moverte, de juntarte con tus seres queridos no tiene precio. Pero, ojo, no bajemos la guardia, no habría nada peor que volver a la casilla de salida. Ahora todo depende solo de nosotros.

Besos.