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CANCIONES AL VIENTO.
Algún día le escribiré una canción al viento
que hable de ti y de mi, de nosotros;
algún día escribiré una canción al viento
y la encerraré entre susurros quedos,
la envolveré en el celofán de mis sueños
para regalártela, mientras te siento.
Algún día escribiré una canción al viento
sin notas, sin partitura, ni instrumentos,
para dejarla flotar en el tiempo;
algún día alguien cantará esa canción
para que sus notas arrullen tu deseo
y sabré que te tuve, mientras escribía este verso.
LA PRINCESA DE LAS ROSAS.
Una princesa de China
de una ciudad colonial
de minaretes de plata
y balcones de coral
con unos pies diminutos
como granitos de sal
con ojos grandes de almendra
y lazada de percal
sobre el kimono de seda
del color azul de mar,
le preguntó a su maestro
con una gran seriedad.
—¿Hay en la naturaleza
algo que me enseñe a amar?
El maestro se fue al punto
al jardín del pavo real
y cogiendo entre sus manos
una gran rosa imperial
la presentó a la princesa
de mirada de azahar.
—Esta es la profesora
de cómo se aprende a amar.
Ponla siempre en la ventana,
mírala y te enseñará.
Las rosas la hablaron tanto
que en las crónicas está
que la princesa se hacía,
aun a su temprana edad
juiciosa, fiel, hacendosa,
cuidadosa, servicial,
dulce, alegre, placentera,
apasionada y cordial.
—«La princesa de las rosas»,
comenzáronla a llamar
y cuando algún cortesano
comentaba con afán
cómo es que había aprendido
tanta paciencia y bondad,
la princesa respondía
con gran afabilidad
—«Las flores de mis jardines,
me han enseñado a amar».
LAS GRIETAS DEL OLVIDO.
El pequeño reloj de la vida
sujetado a la muñeca del alma
por una leve cadena de sorpresas,
esta siempre atrasado.
Los diminutos eslabones de su minutero
rompen su engarce de ilusiones,
al caerse por las grietas del olvido.
En un corto momento de congoja
irrumpira el tiempo con sus olas gigantes
y un ronco gemido de agonia.
Ya no se oira el pequeño sonido
de su tictac acompasado,
solo una muda burbuja de aire,
atrapada en los sotanos del viento.
¿Como podre contar todo mi tiempo
con un reloj sin cuerda, sin agujas, sin esfera?
El tiempo es como el mar, siempre distinto,
sin altura,sin fondo, sin anchura
y sus olas arrastran a tirones
los pequeños eslabones
de su engarce diminuto de sorpresas.
! Tanta ilusion por controlar las horas
que azota el viento del mar
en un frenesi de espumas ciegas,
atrapadas por las grietas del olvido !
La urraca
Las desiertas abarcas
"Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas".
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