Existen en el mercado un tipo de pinceles rellenables, para usar en acuarela. Me explico: son pinceles de plástico, de cerdas sintéticas, con un mango hueco, que se rellena de agua. Cuando se necesita mojar la pastilla de acuarela, se aprieta como si fuese una perilla y sale el agua. Si se quiere cambiar de color, aprietas un poco más para limpiar las cerdas y vuelta a empezar.

¿Qué utilidad tienen? Bueno, de entrada, pueden usarse como alternativa a los pinceles tradicionales, pero mi interés estaría en hacer apuntes del natural; la cantidad de agua que se pueda necesitar en un dibujo sencillo de tamaño cuartilla es bastante menor de lo que pensaba, lo que me resultó una sorpresa.

Conseguí un par de estos pinceles por curiosidad (no son caros), aunque tardé en cogerles el tranquillo: al principio, pensaba que había que meter el agua con el color de la acuarela, lo que deja un resultado demasiado lavado, casi invisible. Después de un poco de práctica, la lógica se impuso.

Este dibujo en cuestión está hecho en un papel de bambú a tamaño cuartilla, y no es más que los objetos que tengo encima de mi mesita de noche, un tanto simplificados: el bote donde dejo mis gafas, una serie de carpetas, un par de libros, y la libreta de papel de bambú donde hago la mayoría de mis últimos dibujos. Detrás, el radiador en la pared.

Como sólo probaba el pincel, empecé haciendo una mancha amarilla; de ahí que se vea un manchón verduzco, a la altura del radiador. Pero me di cuenta de que sólo sabría que tal pinta el pincel... pintando objetos en vez de hacer manchas de colores. Hice el bote y alrededor suyo todo los demas, sin boceto alguno, totalmente al aire. Teniendo en cuenta el hecho, no quedó nada mal.