Cada día es una esperanza que se renueva... O al menos eso quiero creer.
Estoy cansada de acabar la jornada cotidiana cansada y estafada. Estafada en el sentimiento, que es donde verdaderamente duele. Te esfuerzas, luchas, te superas, das lo mejor de ti y cedes, y perdonas, y comprendes... Y a cambio, sonríes irónicamente cuando cae la noche, cuando por fin es todo silencio y puedes contemplar lo que has vivido hoy y ayer y otros muchos días con los ojos distanciados. Sonríes cuando te dice alguien que lleva semanas sin aparecer por tu blog, que casi lo visita todos los días... Sonríes cuando ves que la fe en la responsabilidad de otro se desvanece entre mentiras y distanciamientos... Sonríes y piensas que mañana será otro día, otro empeño para renovar las esperanzas, para llenarte de la fuerza que necesitas para terminarlo... Y sonríes al ver que la carne de tu carne sale adelante con tu esfuerzo, con tu lucha, sin ayuda... Y ahí está lo que te alienta a seguir, a pelear. Porque no le dejaré un legado millonario a mis hijos, no, qué va... Pero les he enseñado muchas lecciones importantes de la vida: la de la comprensión, la del perdón y la de la responsabilidad... Por muy gris que sea el día, el amanecer siempre es bello... quizá porque llega para darnos a todos una oportunidad ante la esperanza...
Mi pequeña revoltosa... Siempre pegada a mí, aguantando mi ritmo, llenando muchos momentos de soledad, haciéndome reir con mil tonterías... Africa, mi leal compañera, reclamando el mimo de la caricia entre labor y labor, acurrucada bajo mi silla paciente, sin pedir y ofreciendo todo... Ha pasado algo más de un año desde que la he adoptado, un año precioso en el que tuvimos ambas que ceder, acostumbrarnos, aprender a querernos... Hoy le he dedicado toda la tarde, se la ha ganado. Espero poder regalarle muchas más como ésta, de juegos, de cariños...
Desconectar... Aislarse por completo de aquello que tienes que hacer por obligación, la rutina que, sin embargo, es necesaria para vivir...
Dejar la mente en vacía... deleitarte en el placer de hacer algo porque sí... dejando que los dedos viajen despacio por suaves algodones... dejando que el alma se abandone al silencio que susurra técnicas de otros lugares, quizá de otras épocas...
Hoy, con este rústico telar, me he sentido crecer y he sentido que formaba parte, de alguna manera, de un modo diferente de crear... más natural quizá, más ancestral, quizá... Ha sido una experiencia magnífica que me ha llenado de paz...
Las horas se suceden entre cadenetas que surgen entre mis dedos de forma mecánica. Las manos van dando forma entre vuelta y vuelta a una idea, mientras la cabeza ya se entretiene diseñando otra nueva... Una pamela roja, atractiva, perfecta... Tejida entre el silencio y la esperanza, almidonada con el cariño de estar atenta, pendiente de su secado, moldeando a cada instante la forma que sería definitiva... Una pamela roja, el color de la pasión... de esa misma pasión que siento por mi trabajo...
Canta la rana en su charca:
-Qué triste ser verde y tener que croar... Es más bonito volar, vestir de colores el bosque...y cantar!
Y enamorada de un pájaro pinto que vive sobre aquel nogal...sueña que puede subir y sueña también que puede volar...
Si hasta mis ranitas bordadas saben que la vida es cuestión de enfoque y actitud...
