DISTINTOS ATARDECERES

Atardece de nuevo y un día más ciudades diferentes
nos enseñan sucesivos ocasos. Mañana
volveremos a encontrarnos, pero hoy, ¿cómo hablarte
de las horas que vendrán y otra vez no serán nuestras?

Está tendido el horizonte y la penumbra se despliega.
Dentro de poco llegará el momento
en que todo se detiene y cada cual,
por su cuenta, cierra los ojos y muerde los labios.

Con todo, ¿dejaremos que esto sea algo amargo y terrible,
que el resto pierda su dulzura
como un durazno al caer y pudrirse en el suelo?

Asuntos que el atardecer diluye para así llenar su copa
o abrir una segunda luz, un camino, capaz
de orientarnos hacia la irisación de otra mañana.

(J. R. Mansilla)

A primera vista podríamos pensar que los atardeceres en las ciudades son iguales en una y otra. Pues no. En cada lugar son diferentes y en cada cual tienen su encanto. Dicen que unos de los atardeceres más bellos son los de la Alhambra de Granada desde el mirador de San Nicolás. Quizá para otros, nada es comparabe a un atardecer a la orilla del mar, y algunos se inclinarían por una puesta de sol en lo alto de una montaña o sobre una superficie líquida, rio o lago. En este caso el impacto puede ser doble ya que el reflejo en el agua contribuye a aumentar la impresión.

Este atardecer del jueves al atravesar el puente dobre el río Segre en Lérida me gustó especialmente: el color, la forma y la disposición de las nubes y su reflejo sobre el rio se vieron enriquecidos por la presencia del parapeto de la barandilla en ese tomo ámbar que redobló el efecto visual.

El dia se acababa y sólo eran las seis de la tarde de un otoño que se empieza a comportar como tal. De camino a casa, cada uno en una dirección. Ya de vuelta.

Besos.