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en la ciudad de Minas, otra vista de la fuente.
Liquido cristal de transparencia pureza, que limpias heridas
al sufriente y apaciguas al sediento.
Bendita tu existencia, belleza cantarina de frescos manantiales,
entre abruptas rocas, verdeos campos, ornamentales fuentes.
Circulas entre las selvas y ciudades, entre riachuelos
y mares, entre lo bajo y lo alto. No haces distinción entre ricos ní pobres,
enemigos y amigos.
Me inclino a tí, a ofrecerte mi poesía y gritar con mis letras.
Nó, nos abandones nunca! qué sin tí, ya amores no habría.
Nuestra Majestad, Cristal diamantino!.
luz teresa maldonado folkerts